miércoles, 18 de mayo de 2011

Con Papá y Mamá





Hacer el camino hacia la Casa cuna de Sosnovoborsk por penúltima vez fue un camino que me sirvió para procesar que a partir de ese momento nuestra vida cambiaba por completo y que YA se acabó todo… que Daniel ya no viviría más en aquella casita que, aunque era agradable y tenía sus compañeritos,  él estaba sólo, sin cariño.
Al ver de nuevo la casita azul me dio un vuelco el corazón, cogí fuertemente la mochila con su ropita, y no veía el momento de verlo con ella puesta…quería que desapareciera ese olor que allí lo impregnaba todo, una mezcla de naftalina y hospital que me resultaba horrible…

Me comía la emoción… le entregamos la ropa a la cuidadora y no me dieron la opción de poder vestirlo yo, pero no me importó, y en cuestión de 15 minutos el niño venía hacia nosotros con su ya permanente pucherito, pero me lanzó los brazos en cuanto me acerqué y yo me lo quise comer en ese momento.

Recuerdo que yo tenía la sonrisa encajada en la cara, como el día de tu boda, que estas deslumbrante por la felicidad, y mientras le dábamos besos y abrazos a la directora de la Casa Cuna y le agradecíamos la atención que le había prestado a nuestro pequeño nos fuimos despidiendo.

Daniel ni se inmutó, miraba algo asustado pero no lloró, iba muy atento mirándolo todo para él se abría un mundo fascinante, ver un pájaro, un coche, una farola era lo máximo…se agarraba a mí en el coche... me sonreía y se bebía su zumo con galletas.

En el apartamento lo bañamos y jugamos con él un rato… alucinaba con la bañera y los juguetes dentro, tanto que nos costó sacarle luego. Cenar fue todo un trabajo duro, pues la ansiedad me ponía nerviosa, no podía vernos preparar comida pues gritaba desconsolado para que se la diéramos y engullía… por suerte esa ansiedad ya va desapareciendo… porque realmente es angustiante.

Dormí con él, no quería que se sintiera solito, aunque estaban las dos camas juntas, fue muy especial porque lo tocaba, rozaba su manita, lo miraba, lo besaba y él dormía, era tan tierno verlo dormir con nosotros por primera vez…
Me desperté, creo que eran las ocho  y vi a mi pequeño sonriéndome y parecía llevar un buen rato allí quietecito…. Estaba sentado junto a mi, con su pijama de animalitos, y me quería morir de felicidad, supongo que pensaba “yo que hago aquí”…
Los demás días fueron así, tranquilos, excepto pequeñas rabietas que cogía (y sigue cogiendo de vez en cuando) le encantaba salir a pasear por Krasnoyarsk y nos traía los zapatos diciendo “calle”.

Las noches eran lo peor para mí, Daniel se caía de la cama, y por más barricadas que le hacíamos siempre encontraba un huequecito para caerse, y al dormirse se balanceaba endiabladamente, como con furia, mi marido dice que es para dormirse, vale, pero con la fuerza que lo hacía más bien creo que era para “medio marearse” y caer dormido. Esas manías que, por cierto, nos ha costado quitárselas le costaron unas cuantas pataletas de campeonato y lloros.

Pienso sinceramente que si me hubiera llevado a Daniel en noviembre que era más pequeño, no hubiera tenido la mitad de las manías y costumbres que adquirió… pero en fin, ya están superadas y ahora batallamos con tocar enchufes, apagar luces, coger los mandos de la tele, saltar escalones o darse cocos… pero eso ¿Qué niño no lo hace con 23 meses?

En otra entrada os cuento como es Daniel ahora y sus aventuras en casa y en el parque, pues no os he contado ni la mitad de su adaptación, es que mi bichillo se está levantando de siesta y ahora no puedo… os pondré una foto para que le conozcáis.

7 comentarios:

  1. Me parece muy emocionante lo que cuentas de tu hijo,estamos deseosos de conocerle.

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  2. Eva, que tierno todo lo que nos cuentas, espero la siguiente entrega, con foto de Daniel incluida, con mucha impaciencia. Leerte me anima a seguir adelante y a ver que todo esto es real y al final cumpliremos nuestro sueño.
    Disfrutalo mucho y un besazo.

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  3. No eran manias pobrecito, es la forma en que se autoconfortan los niños en un orfanato, esa es la manifestación clara de su carencia afectiva.

    Afortunadamente eso forma parte de un tiempo que ya pasó. Nunca temas mimarlo demasiado.

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  4. Agrair, que comparteixis la teva experiència. M'agrada molt que expliquis com us adapteu, doncs si és cert que segueixo blogs, on parla del procès que es viu durant l'espera, però molt pocs del que passa després. Així que gràcies, m'ajuda per poder-nos preparar en el moment que nosaltres passem per tot això.

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  5. Gracias por compartir tu experiencia! Me encanta leerte!

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  6. Gracias por contarnos cosas despues de venir de Rusia. A veces nos ayuda eso muchisimo mas que otras cosas. Que tal come?. Estamos inpacientes por ver su carilla. Me has emocionado cuando contabas lo de la casa cuna . Un abrazo

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  7. Eva, cada vez que te leo acabo llorando...por fin Daniel nunca más estará solo. Felicidades familia!

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