lunes, 20 de junio de 2011

Así es....


Hace tiempo que no escribo y es que a mis días de faltan horas.... tengo tantas entradas en mente que llenaría el blog en 3 minutos, pero este enanito que ronda por aquí apenas me deja un minuto, estar con su mamá le encanta y por qué no decirlo, a mí también.. y aprovechando su siesta os cuento como va...

Daniel cumplió el pasado día 6 de junio 2 añitos, y se lo pasó en grande, eso de que le canten y el soplar las velitas le entusiasma tanto que ahora cada vez que ve una vela siempre empieza "añosss eliiiii.. bufff"... fue un día muy bonito con sus primos en casa, todos jugando y riendo con él  sus ocurrencias y es que Daniel aprende a pasos agigantados, es una barbaridad todo lo que tiene asimilado en 2 meses justos que hoy se cumplen desde que llegamos a Barcelona con él.

Ha engordado dos kilillos, la ansiedad por comer va desapareciendo a veces hasta le cuesta acabar su mini-plato  y  también ha crecido 3 cm... los doctores después de visitarlo están contentísimos con él porque evoluciona muy bien en cuanto a la adaptación con la familia y en tema de salud esta tan sano que rezo para que toda la vida sea así, porque de lo contrario me moriría....

Lo mejor es que ya encadena frases en su trabalenguas, todo lo repite, imita mis gestos, canta canciones, baila y sonríe como nunca...apenas queda rastro del pequeñajo tristón que nos llevamos de la casa cuna...

Mi pequeño es un ángel, cuando duerme me voy a mirarlo a su cuna y le acaricio, por las mañanas me recibe de pie sonriendo y con sus bracitos abiertos gritando HOLA MAMA... y se me abraza y me llena de besos... ¿qué más se puede pedir? Ha descubierto los mimos y le encantan, de vez en cuando mientras ve los dibujos en la tele busca mi mano para que lo acaricie en la barriguita y aunque yo siempre lo estoy haciendo me mira como diciendo "mami no pares".

Y no todo son rosas en este camino, porque he descubierto que tengo que contar hasta diez varias veces, que tengo que colmarme de más paciencia esa es "mi adaptación", pues Daniel tiene 2 años y es un niño revoltosillo....y sonrío mientras lo escribo porque en aquellos días en los que él está "cruzado" y ya no puedo más las lágrimas se me escapan porque acabo agotada y lo miro y pienso "angelito...vaya con mamá que hoy ya no puede más" pero es lo que hay... Ahora entiendo a mis amigas...

Pero aún y con esas estar sin Daniel sería para nosotros como vivir sin corazón... imposible. Daniel es tal y como me lo había imaginado dulce, inocente y travieso a la vez, con muchas necesidades emocionales y mucho mundo por descubrir... es mi hijo querido, tan deseado que parece que toda su corta vida ha estado conmigo y nosotros con él.


Para mí los días no serían iguales sin ver a mi rubito de ojos azules.... la maternidad, desde luego, es toda una aventura con Daniel.