
Querido hij@,
Hace días que no escribo, y es porque las fuerzas empiezan a fallarme, porque aunque intento mentalizarme que hasta pasado el verano no sabré nada de tí, la espera me puede....
Me refugio en tu padre, en mis amigos y familia y me hago la fuerte, y sinceramente, desde que sé donde estás y aunque no tengas rostro ni edad, ni nombre, ya todo gira en torno a tí, lo noto desde hace tiempo y tu padre también... te has convertido, sin saberlo tú, en la piececita que necesita mi vida para hacerla completa.
Que ganas tengo que me destroces la casa, me pintes la pared, te ensucies la ropa.... que ganas de llenar mi casa de alegría contigo.
Pero voy a seguir siendo fuerte o por lo menos aparentarlo ante la gente, y voy a seguir arrancando hojas a este calendario eterno que nos separa hasta el día en que por fin vayamos a conocerte y te tengamos en brazos.
Aun sin noticias, me veo tentada muchos días de llamar a la Ecai a preguntar por noticias nuevas, pero me contengo, busco un mensaje....
Hoy me conformo con pensarte a diario y con fantasear contigo, con imaginarte jugando con Pol o con Andrea, con Núria, Alba, Ariadna y Alicia, con verte en brazos de tus abuelos...
Cuánto daría por mirar levantar la mirada y no encontrar sólo una habitación vacía... Tus papás te esperan para llenarte de besos y abrazos... te prometo que será siempre así.
Buenas noches mi vida, bueno mejor madrugadas, pues allí en Krasnoyarsk son las 3:00 de la mañana...
Como escribe María: No es la carne y la sangre sino el corazón el que nos hace padres e hijos.
Siento esta entrada tan poco alegre, pero no todo en un diario son siempre alegrías, hoy me pudieron estos más de 100 días.